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Hereñú investiga el accionar de Jesica Morales porque cree que estuvo junto a Alexis Franco (imputado por homicidio en concurso real con el delito de daño), limpió la escena, borró manchas de sangre y lavó una remera. Durante el allanamiento en su domicilio, realizado el 3 de octubre, se encontró dicha prenda “húmeda” en un cajón.
En la audiencia del 22 de diciembre, Morales, imputada por encubrimiento agravado, respondió a una serie de preguntas.
Jesica Morales relató que Franco le pidió que lo buscara en moto en el shopping (basural), y que lo encontró “perturbado” en las inmediaciones del Arroyo El Espín. Ambos regresaron al pueblo, él conduciendo hasta la vivienda ubicada en calle Colón 2047, lugar en el que Morales niega haber ingresado. Después, según su relato, se dirigió a hacer compras y más tarde regresó para llevar a Franco hasta su taller. “Después me fui a mi casa”, recordó.
La defensa sostiene que no se encontraron rastros de sangre ni en la remera ni en la moto, y tampoco hay evidencia de que Morales haya limpiado la casa donde fue asesinado Ariel Andrés Aguirre, entre las 11:05 y las 11:15.
Hereñú le preguntó a Morales si había notado marcas o rasguños en el cuerpo de Franco. Ella respondió: “No vi nada… no lo miré con atención”. Sin embargo, al describir su vestimenta, lo hizo con detalle: un short, una remera y unos botines de trabajo “negros y sucios”.
Por otro lado, el fiscal indicó que las pericias lograron recuperar llamadas y mensajes que habían sido borrados del teléfono de Jesica Morales.
El 2 de octubre, Franco y Morales intercambiaron mensajes entre las 09:45 y las 10:15, y retomaron la conversación al mediodía. Por ejemplo, a las 12:36, Alexis Franco le escribió: “Gracias, vieja”. Ese día, tuvieron al menos cinco llamadas entre las 11:20 y las 13:00.
El fiscal destacó que tanto la geolocalización como las cámaras de seguridad ubican a Jesica Morales en la escena del crimen. Además, se recuperaron conversaciones con otros números agendados en su teléfono.