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LUEGO DE LOS ÚLTIMOS 274 MM, “UN PRONOSTICO RESERVADO”

9 de enero | Arroyo El Espín. Guiado por Marcelo Lisak, ayer nos trasladamos, aproximadamente 3 kilómetros al Este de nuestro pueblo, y llegamos hasta “el puente nuevo”.
Un rato antes, noté zanjones repletos. Y a lo lejos el brillo de una cortada sobre la Ruta 87s. No tardaron en aparecer los campos inundados y en sus frentes varios postes de luz, haciendo equilibrio, a punto de caerse.

El Espín está desbordado y se adueñó de monte. Es como los ricos, no pide permiso. Un señor mayor saluda muy atento y acto seguido me hace la pregunta del millón: ¿Va a seguir lloviendo? Mi respuesta fue breve, apelando a un dicho popular bien nuestro: “así dicen”. Hacia pocos minutos que, Ariel Bolaño explicaba por radio, que el exceso pluvial de gran parte de Margarita desemboca aquí, en este arroyo que literalmente se encuentra colapsado, “está más lleno que cajero en fin de mes”.

Un gringo que pasaba gritó que jamás había visto tanta agua. Según la Cooperativa Agrícola, en enero del año pasado, precipitaron 89 mm. Otro dato, a manera ilustrativa, me lo dio Roberto Rossi: el promedio anual de enero es 140 mm. Una foto de esta galería muestra que le faltan muy poco para alcanzar sus barandas de concreto y es que, pobrecito, solo hace todo el trabajo, es el único paso que tiene el agua, sus pilares soportan toda la presión que viene del norte, se nota en los socavones. Atrás, hay un aliviador que todavía no funciona. El camino lo esquiva y solo parece sobrevivir un letrero que pide circular con precaución.

Y recordé aquello de que, “no nos afecta lo que nos sucede, sino lo que nos decimos acerca de lo que nos sucede”.

No pasa nada. Al instante descubro que un perro le hacia el aguante a su amo. Ambos esperaban que saliera algo para “la fritanga”. El muchacho joven clava su vista en la línea que atraviesa un desplayado y naranja, no pasa nada… paciencia!

Observo que el dog tiene su pelaje mojado e imagine que el animal estaba en una playa. Me ofreció su mejor pose y aprovechando el sol de la media mañana volvió a relajarse. Solo una tormenta fuerte podría interrumpir tanta paz. Jaja.

Volviendo a la amenazante realidad, Sergio Scalzo y sus colaboradores manifestaron en que todavía no hubo reclamos de vecinos. Ellos conformaron “un pelotón” que, de ser necesario, distribuirán bolsas con arena.

Ya para regresar, divisé huellas en el ripio. Se nota que mucha gente va y viene constantemente; son los que a diario transitan esa ruta en busca del preciado tesoro: “los sabrosos moncholitos”.

Y finalmente, pensando en que el tiempo que es un gran descubridor de verdades: por ahora, solo nos estaría dando, un pronóstico reservado.