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“NO ME CANSARÉ DE SERVIR”: LUCÍA MANSILLA Y UN ADIÓS QUE NACE DE LA FE

Lucía Mansilla, joven margarintense que actualmente vive en Alemania y pertenece a la Diócesis de Reconquista. Desde Roma, donde viajó para ser voluntaria en el Jubileo 2025, representando a todo el NEA, compartió una emotiva carta tras la muerte del Papa Francisco, a quien considera una inspiración de vida.

En medio del dolor por la partida del Santo Padre, Lucía Mansilla dejó plasmado un testimonio que trasciende la tristeza: un compromiso renovado con la fe, el servicio y la esperanza. Sus palabras, nacidas en el Vaticano, reflejan la huella imborrable que Francisco dejó en su vida.

Copia textual:

“Francisco: no sé por dónde empezar, pero acá estoy. Vine a nuestro reencuentro, pero esta vez no te encontré, no te escuché, no pude abrazarte, no te miré a los ojos, no te agradecí. En mi valija quedaron cartas, mensajes, obsequios que te enviaron los tuyos y los míos. Pero ahora, tenés otro lugar mejor para recibirlos. No tuvimos el mano a mano como estaba preparado. Perdón por no llegar a tiempo, sólo faltaban unas horas. Pero gracias por haberme elegido.

Te adelantaste. Te fuiste a la fiesta más esperada de todas. Ya la estaban tramando y no podía ser en otra fecha. Estaban esperándote y vos no llegabas tarde.

No puedo negar ni anular la sorpresa de tu partida. Paralizaste al mundo, lo conmoviste. Se pararon las agujas del reloj, el silencio fue total, la tristeza nos invadió. Pero Francisco…¡Qué regalo nos hizo Dios, al haberte conocido! Marcaste la historia, la de muchos y la mía no sabés cuánto. Nos hiciste volver una y otra vez a quien nos ama.

Desde aquel 13 de marzo que hubo humo blanco, sonaron las campanas y te hiciste servidor de todos, empezó la revolución que necesitábamos como pueblo, como iglesia, como personas.

Tu mensaje fue claro: testimoniar con la vida y la tuya, fue un reflejo de un Dios vivo, presente y real. Te metiste en el corazón de todos, porque viviste con los pies en la tierra y la mirada en el cielo ¡Qué tipazo!

Peregrinaste y callejeaste la fe, dejando huellas. Abriste nuevos caminos, rompiste estructuras, construiste puentes. Levantaste la voz una y otra vez, hablaste de aquello que nadie lo hacía. Pediste perdón. No tuviste miedo, te la jugaste. Defendiste, acompañaste y tus acciones fueron concretas. Un corajudo, un tipo de diálogo, paz y conciencia social.

Nos invitaste a soñar a lo grande, a ser valientes y nos hablaste siempre directo al corazón. Hiciste lío a la par nuestra. Fuiste presencia, humildad y legado de misericordia. Justo y solidario con los más necesitados.

No te cansaste de hacer el bien, no perdiste la fe. Estuviste con el pueblo, hasta el último día. No te guardaste nada. Fuiste el distinto, fuiste el elegido.

Un apasionado por la vida, un peregrino de la esperanza. Un papa con rostro humano y nunca dejaste de ser Jorge Mario Bergoglio, el argentino para el mundo.

Te vamos a necesitar porque en tu misión, nadie quedó afuera. Nos hiciste vivir un amor diferente y a mí, me aumentaste la fe.

Que no se nos olvide que la vida no se puede balconear, que la esperanza no defrauda nunca, que no hay evangelio sin camino. Que la alegría es misionera, que en la iglesia hay lugar para todos, todos, todos. Que el amor es para siempre y que cada uno de nosotros tiene un lugar en el corazón de Dios.

¡Feliz Pascua con aquel que anunciaste y compartiste con obras, gestos y palabras!

Al final, Dios lo sigue haciendo perfecto. Exististe.

Te recibí en Brasil, te digo hasta luego en Roma. Nos vemos en el cielo, la casa de todos.

Te prometo: no me cansaré de servir.

Te quiero Francisco. No te olvidaré” ❤️